viernes, 14 de diciembre de 2012

A propósito de un premio a la cultura

Ahora que cierto sector de la cultura entre nosotros celebra entusiastamente el premio otorgado al señor Gustavo Gutierrez, es interesante recordar algunas palabras de Juan Pablo II en su catequesis sobre la fe del año 1986. Como se trata de temas universales y atemporales me excuso de explicar el porqué de esta referencia. El Papa habla de la salvación y se refiere a la liberación (la auténtica liberación): "los Símbolos (de la fe) al colocar el misterio de la encarnación salvífica en el escenario de la historia, tocan la realidad del mal y en primer lugar la del pecado. Efectivamente, salvación significa sobretodo liberación del mal y, en particular, liberación del pecado, aunque si obviamente el alcance del término no se reduce a eso, sino que abraza la riqueza de la vida divina que Cristo ha traído al hombre. Según la Revelación, el pecado es el mal principal y fundamental porque en él está contenido el rechazo de la voluntad de Dios, de la verdad y de la santidad de Dios, de su paterna bondad, como se ha revelado ya en la obra de la creación y sobre todo de la  creación de los seres racionales y libres, hechos a "imagen y semejanza" del Creador. Precisamente esta "imagen y semejanza" es usada contra Dios, cuando el ser racional con la propia libre voluntad rechaza la finalidad del ser y del vivir que Dios ha establecido para la creatura. En el pecado está, por tanto, contenida una deformación particularmente profunda del bien creado, especialmente en un ser que, como el hombre, es imagen y semejanza de Dios". (Audiencia General, 27.VIII.1986). Ignorar el alcance teológico de estas afirmaciones puede dar lugar a disminuir la trascendencia de un premio a la "trayectoria" personal que como teólogo se ha asignado al señor Gutierrez. Bien ha hecho en puntualizar el homenajeado que "un premio siempre es un regalo. Y los regalos no se merecen. Solo se agradecen"; no fuera a ser que se le preguntara demasiado acerca de si , en su trayectoria teológica, siempre ha respetado los principios de su ciencia.

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