viernes, 2 de febrero de 2024

El Espíritu que sopla

Quisiera recordar la motivación fundamental de estas líneas. Al Patio de gentiles se atreve el que indaga con una curiosidad loable, dónde se encuentra la verdad. Alguno lo mueve la simple curiosidad. No tengo objeción que hacer. Pero la mayoría mira con indiferencia este espacio de diálogo porque no es suya la inquietud que como ser humano debiera asumir acerca de la verdad.

Sobre todo en nuestros tiempos, y en nuestra coyuntura, en que el relativismo no solo moral se ha adueñado de la mente y el corazón humanos. No hablo de todos los hombres y mujeres del mundo porque ni puedo ni debo. Pero sí hablo -y muchos estarán de acuerdo conmigo- en que estas características son parte de la contra cultura actual. Buscar el diálogo acerca de esta es, pues, casi una proeza.

En el Evangelio Cristo anuncia que llegaría el día en que lo buscaríamos y no podríamos encontrarlo; previa a esa situación está la otra que, con toda seguridad, la ocasiona: la indiferencia ante Cristo. De tanto negar con la indiferencia vamos llegando a la incapacidad de ver.





Por eso, emociona y de alguna forma desconcierta también, la aparición en las redes de muchachos -católicos y no- que "se atreven" a manifestar sus convicciones espirituales con absoluta naturalidad: hablan de Dios, de Cristo, de la oración, del comportamiento moral que exige la coherencia de vida, etc. Y se trata de adolescentes a quienes seguramente un mínimo de formación doctrinal religiosa les capacita para ello, pero es sobre todo la acción del Espíritu Santo en sus almas la que explica el fenómeno: latinoamericanos, europeos... No hay etnias ni colores. Todos, jóvenes hijos de Dios animando a sus coetáneos a romper con la monotonía de este mundo trivial y soso, porque le falta Dios.