sábado, 29 de diciembre de 2012

La manipulación de la naturaleza





Ya no es válido lo que leemos en el relato de la creación: «Hombre y mujer los creó» (Gn 1,27). No, lo que vale ahora es que no ha sido Él quien los creó varón o mujer, sino que hasta ahora ha sido la sociedad la que lo ha determinado, y ahora somos nosotros mismos quienes hemos de decidir sobre esto. Hombre y mujer como realidad de la creación, como naturaleza de la persona humana, ya no existen. El hombre niega su propia naturaleza. Ahora él es sólo espíritu y voluntad. La manipulación de la naturaleza, que hoy deploramos por lo que se refiere al medio ambiente, se convierte aquí en la opción de fondo del hombre respecto a sí mismo. En la actualidad, existe sólo el hombre en abstracto, que después elije para sí mismo, autónomamente, una u otra cosa como naturaleza suya. Se niega a hombres y mujeres su exigencia creacional de ser formas de la persona humana que se integran mutuamente. Ahora bien, si no existe la dualidad de hombre y mujer como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia como realidad prestablecida por la creación.

Discurso de Benedicto XVI a los miembros de la Curia Romana, 23 de diciembre de 2012.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Conductas homosexuales y personas

Algunas minorías son especialmente susceptibles a la "denominación de origen". Por ejemplo, con ocasión de la aún no concluída legislación de la Policía Nacional acerca de la punición de las relaciones homosexuales entre los miembros de su institución, algunas voces se han  alzado airadas porque consideran una intromisión en la conducta ajena la atingencia de la norma; y exigen que se transforme en una limitación de las conductas sexualmente escandalosas; otras van más allá y califican de intolerancia cualquier limitación de la conducta homosexual en razón del respeto a la "libertad" de conducta de todos: es decir, reclaman una legislación rotundamente permisiva. Me animo a recordar planteamientos elementales de antropología recogidos en una Carta de la Congregación para la Doctrina de le Fe acerca de  la Atención pastoral a las personas homosexuales. Se recuerda en ella la diferencia en el juicio moral que merece la conducta homosexual respecto a la que merecen las personas homosexuales. Para estas se exige todo el respeto a su dignidad de personas, que no pierden por su condición, profundamente desconocida para la ciencia y también obviamente, para el conocimiento vulgar. Sin embargo, los actos homosexuales son eventualmente punibles por tratarse de conductas antinaturales. Comprendo que la ignorancia de la Ley natural (que no excusa de culpa a quien atente contra la misma) rechaza incluso la pretensión de entender como natural lo que el sentido común (libre de cualquier sofisticación pseudocientífica) entiende como "natural" y antinatural. Pero debo recordarlo, ya que nuestros legisladores con frecuencia usan estereotipos aprendidos de algunas ideologías de moda (la de género, por ejemplo, que se autocalifca de científica: que lo pruebe) y tergiversan el bien de las personas confundiéndolo con el interés de ciertas minorías. Les pido que trabajen bien.

A propósito de un premio a la cultura

Ahora que cierto sector de la cultura entre nosotros celebra entusiastamente el premio otorgado al señor Gustavo Gutierrez, es interesante recordar algunas palabras de Juan Pablo II en su catequesis sobre la fe del año 1986. Como se trata de temas universales y atemporales me excuso de explicar el porqué de esta referencia. El Papa habla de la salvación y se refiere a la liberación (la auténtica liberación): "los Símbolos (de la fe) al colocar el misterio de la encarnación salvífica en el escenario de la historia, tocan la realidad del mal y en primer lugar la del pecado. Efectivamente, salvación significa sobretodo liberación del mal y, en particular, liberación del pecado, aunque si obviamente el alcance del término no se reduce a eso, sino que abraza la riqueza de la vida divina que Cristo ha traído al hombre. Según la Revelación, el pecado es el mal principal y fundamental porque en él está contenido el rechazo de la voluntad de Dios, de la verdad y de la santidad de Dios, de su paterna bondad, como se ha revelado ya en la obra de la creación y sobre todo de la  creación de los seres racionales y libres, hechos a "imagen y semejanza" del Creador. Precisamente esta "imagen y semejanza" es usada contra Dios, cuando el ser racional con la propia libre voluntad rechaza la finalidad del ser y del vivir que Dios ha establecido para la creatura. En el pecado está, por tanto, contenida una deformación particularmente profunda del bien creado, especialmente en un ser que, como el hombre, es imagen y semejanza de Dios". (Audiencia General, 27.VIII.1986). Ignorar el alcance teológico de estas afirmaciones puede dar lugar a disminuir la trascendencia de un premio a la "trayectoria" personal que como teólogo se ha asignado al señor Gutierrez. Bien ha hecho en puntualizar el homenajeado que "un premio siempre es un regalo. Y los regalos no se merecen. Solo se agradecen"; no fuera a ser que se le preguntara demasiado acerca de si , en su trayectoria teológica, siempre ha respetado los principios de su ciencia.