jueves, 3 de mayo de 2012

Ciencia y Fe en la Universidad

No me resisto a transmitir, por su trascendencia y significado, las palabras de Benedicto XVI ayer, en el Gemelli, celebrando los cincuenta años de esa institución universitaria:
“La nuestra -dijo el Papa- es una época en la que las ciencias experimentales han transformado la visión del mundo y la capacidad de comprenderse a sí mismo del ser humano. Los múltiples descubrimientos y las tecnologías innovadoras (...) son razón, con motivo, de orgullo; sin embargo, a menudo, no están exentos de inquietantes resultados”.

“Aquella que fue la fecunda raíz europea de cultura y progreso parece olvidada. En ella, la búsqueda del absoluto -el 'quaerere Deum'- abarcaba la necesidad de profundizar las ciencias profanas, el entero mundo del saber. Efectivamente, la búsqueda científica y la exigencia de sentido, aún en su fisionomía epistemológica y metodológica específicas, brotan de una fuente única, ese 'Logos' que preside la obra de la creación y guía la inteligencia de la historia. Una mentalidad fundamentalmente técnica y práctica engendra un peligroso desequilibrio entre lo que es técnicamente posible y lo que es moralmente bueno, con consecuencias imprevistas”.

Por eso, continuó Benedicto XVI, es importante que “la cultura descubra de nuevo el vigor del significado y el dinamismo de la trascendencia; en pocas palabras, que abra con decisión el horizonte del 'quaerere Deum' (...) Ciencia y fe poseen una reciprocidad fecunda, casi una exigencia complementaria para entender lo real (...) El cristianismo, como religión del 'Logos' , no relega la fe al ámbito irracional, sino que atribuye el origen y el sentido de la realidad a la Razón creadora, que en el Dios crucificado se manifestó como amor y que invita a recorrer el camino del 'quarere Deum': 'Yo soy el camino, la verdad y la vida'”.

“Cuando el ser humano sigue el sendero de la fe y se encuentra con el sufrimiento y la muerte en medio de la existencia, es capaz de vislumbrar una posibilidad auténtica de bien y de vida (…) El cuidado de los que sufren es, entonces, encuentro cotidiano con el rostro de Cristo, y la dedicación de la inteligencia y el corazón se impregna de la misericordia de Dios y recuerda su victoria sobre la muerte”.

“Vivida en su integridad -subrayó el Papa-, la búsqueda se ilumina con la ciencia y la fe y, estas dos 'alas' la levantan e impulsan, sin perder nunca por ello ni la humildad, ni el sentido del propio límite. De esa forma, la búsqueda de Dios se hace fecunda para la inteligencia, es fermento de cultura, promotora del verdadero humanismo, búsqueda que no se detiene en la superficie (…) Se inserta aquí la tarea insustituible de la Universidad Católica, un lugar donde la relación educacional está al servicio de la persona en la construcción de la competencia científica, enraizada en un patrimonio de saberes que a lo largo de las generaciones se ha convertido en sabiduría de vida; lugar en que la relación de cura no es un oficio, sino una misión”.

“La Universidad Católica, que tiene con la sede de Pedro una relación especial, hoy está llamada a ser una institución ejemplar que no limita el aprendizaje a la funcionalidad de un provecho económico, sino que se expande en proyectos en los cuales la inteligencia investiga y desarrolla los dones del mundo creado, superando una visión solo productiva y utilitaria de la existencia porque 'el ser humano está hecho para el don, que expresa y actúa la dimensión de trascendencia'”, concluyó el Papa, asegurando a los pacientes del Gemelli sus “oraciones y afecto”.
Agradeceré sus comentarios.