lunes, 10 de julio de 2023

Mientras dure el otoño

 



Miscelanea de textos con los que quiero graficar una idea: aprovechar el tiempo que nos queda, sea el que sea, pasa por medir la trascendencia de lo pequeño. Aquí van esos diversos y complementarios textos: 

Las grandes preguntas no se posponen.

Aprovecha este Otoño, que no es solo frio y soledad sino también recurso para renovarte y renovar.

 Una vida sin búsqueda no es digna del hombre, no es digna de ser vivida (Platón, Apología de Sócrates 38ª)

 El hombre vale en la medida en que se sitúa ante su propia materia prima para descubrir allí los anhelos más hondos y reales, a fin de empeñarse en realizarlos. (Robert Cheaib, Más allá de la muerte de Dios, 17)

 De que tú y yo nos portemos como Dios quiere, no lo olvides, dependen muchas cosas grandes. (Camino n. 755)

 ¿Cómo es que hemos dado carta de ciudadanía al oxímoron realidad virtual?

 Con las manos levantadas en señal de adoración y de rendición ante el Moloch televisivo, el hombre contemporáneo sabe todo sobre comidas y sobre vestidos, sobre modas y sobre consumos, pero ya no es capaz de plantearse las preguntas auténticamente “religiosas” que atrapan la conciencia, ya no sabe descubrir el sentido de la vida, las raíces del ser, la senda del bien y del mal, la meta de la existencia. Conoce el precio de todo, pero ignora el verdadero valor de la realidad. (G. Ravasi, Sulle tracce di un incontro, 12)

 Si el hombre -tú, yo- ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios, ¿cómo es que conviene que recuerde que es polvo y al polvo volverá? (cfr Génesis 3, 19)

 No solo el hombre, sino la entera creación han sido hechos con la relativa autonomía que les da su común condición de criaturas. Por eso “la ley del karma no es bíblica ni evangélica, simplemente porque niega la autonomía de la creación y la libertad de las criaturas humanas. No todos los males son un castigo divino. El libro de Job muestra lo absurdo e insostenible de la teoría de la retribución”. (R. Cheaib, Más allá de la muerte de Dios, 66)

 Me reía cuando escuchaba a un amigo mío decir: ¿Preguntar es ofender? Han pasado los años y ahora puedo responder: ¡No; no preguntar es ofender a la inteligencia humana que está siempre en busca de la verdad!

Es verdad que fue pecador. -Pero no formes sobre él ese juicio inconmovible. –Ten entrañas de piedad, y no olvides que aún puede ser un Agustín, mientras tu no pasas de mediocre (Camino, 675)

 

Cuando el espíritu cristiano desaparece de un corazón, empieza a haber oscuridad, desorden y capricho; en todo caso, un sentimiento anodino de que todo da igual. Es que han desaparecido la fuerza de la verdad, la claridad del Camino y las exigencias de la vida, porque ha desaparecido Cristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida. No busquen más allá el ó los motivos por los que la sociedad contemporánea y particularmente la civilización occidental está tan perdida. Ha renegado de sus raíces cristianas. No se asusten de que nos reprochen de que nos creemos dueños de la verdad. No lo somos, porque no es posible acaparar a Cristo, que es la Verdad. “Sólo Él salva”, gritaba Juan Pablo II. Y tenía y tiene razón.