miércoles, 24 de diciembre de 2014

Hijo de Dios

Nunca hubo nada más espectacular que la afirmación cristiana de que una Persona divina -el Verbo- se hiciera hombre. La dificultad para el entendimiento no está en que Dios pueda o no: para Dios todo es posible.La dificultad está en que no resulta sencillo admitir esa cercanía. La fe supera esa barrera, aunque no la elimina. Por eso, llegada la Navidad todo el mundo siente nostalgia de algo: los creyentes, de ese Jesús que en el Cielo está de otra forma también ya en la tierra; los no creyentes, de esa fe que los haría capaces de "ver a Dios en todas las cosas, impelidos por el Amor y con la firme Esperanza de contemplarle un día cara a cara en el cielo" (Beato Álvaro del Portillo). Feliz Navidad.

viernes, 18 de abril de 2014

Viernes Santo

Unas largas palabras de consuelo para este Viernes Santo, tomadas del clásico Josef Holzner. He aqui unos párrafos de su "San Pablo": "En la Carta a los Colosenses (1, 20), Pablo indica de una manera enigmática que Cristo en toda la creación y también en el mundo de los espíritus ha llevado a cabo una obra de reconciliación. Es una "imagen llena de tristeza y poesía" la que el Apóstol describe cuando dice que escucha el gemido que brota de la creación, igual que los dolores de una parturienta, y oye un suspiro del anhelo de la glorificación. La historia de la humanidad y de la creación es un misterio, y por sí solo no se puede aclarar. No existe ningún sentido inmanente de la historia, como el panteísmo enseña. Considerada en sí misma es un monstruo cruel, una esfinge, cuyo enigma trata la humanidad de descifrar desde los tiempos de Job. Ni siquiera la redención y la revelación han levantado este velo que oculta el destino. Al contrario, nos ha abierto los ojos para mostrarnos los abismos sobre los cuales discurre nuestra vida. Pero al mismo tiempo nos ha dado la seguridad del espíritu, de que todas las actuales disonancias encontrarán algún día una solución. Si Virgilio escuchó el llanto de las cosas inanimadas: "sunt lacrimae rerum", el Apóstol ve las manos suplicantes de las criaturas levantadas hacia el creador para que sean liberadas del servicio de la  maldad, de la  "esclavitud de la corrupción" (...) Además de esta muda oración de las criaturas, hay otra a la cual el Dios fiel dará respuesta el día en que "se manifieste la gloria de los hijos de Dios". Es la oración mística del Espíritu Santo, que en inefables suspiros habla en nuestro corazón (...) Es, además, la plegaria colectiva de toda la cristiandad en toda la redondez de la tierra. La Iglesia ha recibido "las primicias del espíritu". Pero "la primera espiga no es todavía la cosecha". Estamos todavía en el seno de la Iglesia tal como está el no nacido en el vientre de su madre. "Todavía no ha aparecido lo que llegaremos a ser". La mirada llena de esperanza está dirigida a aquel lejano estado, en el cual toda "la creación, que aún suspira y está postrada en dolores, será redimida juntamente con nosotros y gozará de la espléndida libertad de los hijos de Dios, como exclama Schlegel, inspirándose en el Apóstol: Un llanto general corre por todas las venas de la naturaleza, hasta los confines en que brillan silenciosas las estrellas. Con ansias mortales, la criatura pugna y se debate por lograr su glorificación, cuando haya sido acrisolada por completo.
Holzner, J. San Pablo,  Herder86, p. 364