miércoles, 27 de mayo de 2020

La Pietá




“Me gustaría invitaros a acompañarme en una visita espiritual al fondo de la basílica romana de San Pedro. Acerquémonos a la hermosa imagen de la Pietá de Miguel Ángel. Contemplemos a esa madre que sostiene en sus brazos el cuerpo de su hijo torturado, humillado, cubierto de escupitajos y con las huellas de los latigazos. Tiene las manos traspasadas y la frente desgarrada por la corona de espinas. Y, aun así, la madre sujeta el cuerpo de su hijo con enorme dulzura y una delicadeza infinita. Su rostro de joven madre habla a la vez de recogimiento, de dolor y de serenidad. Llora sin comprender a ese hijo tan hermoso y a la vez tan ultrajado, a ese hijo que es su Dios. Sepamos reconocer, como María, el rostro de Cristo detrás del rostro manchado de la Iglesia. Ni nuestros pecados, ni nuestras traiciones, ni nuestra tibieza, ni nuestras infidelidades podrán desfigurar a la Iglesia, que sigue siendo hermosa, con la hermosura de los santos. Sigue siendo joven, con la juventud de Dios. Sepamos amar a la Iglesia, posar sobre ella la mirada de fe que posó María sobre Jesús, muerto, entre sus brazos. Sepamos llorar por la Iglesia, sepamos sufrir por la Iglesia si es necesario, pero tratémosla siempre con la delicadeza llena de amor y plenamente mariana que tan bien refleja el mármol de Miguel Ángel” (Se hace tarde y anoche, Card. Sarah, pp. 85-86)

1 comentario:

  1. Ver a la Virgen recogida con su hijo en sus brazos nos hace reflexio-
    nar sobre nuestra conducta hacia nuestros padres y hermanos. Es una hermosa escena admirada por toda la humanidad que nos hace saber sobre nuestra filiacion como hijos de Dios.

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